LOS MARAÑONES Y SU MÁQUINA DEL TIEMPO.
En el mes 12, del año 2012, en medio de la vorágine del anterior fin del mundo, Los Marañones publicaban su obra número 12, “Historias sin principio ni final”, y desde Murcia nos invitaban a tirarnos a la buena vida. Y lo hicimos de cabeza ante semejante discazo. Y sobrevivimos al calendario a base de la mejor música.
Marzo de 2020, la pandemia del coronavirus azota el planeta. El segundo fin del mundo conocido está en marcha, y Los Marañones acaban de lanzar en las plataformas digitales su última creación, “La máquina del tiempo”. Y este disco, como el “Historias…” son palabras mayores. Creo que es una de los tres mejores discos de su carrera, y mira que ya tienen unos cuantos excelsos.
Si en la anterior entrega (“A contratiempo”, 2015), la banda se recreaba en el rock, el pop y el soul más pimpollero de los 50’s y 60’s, en una especie de homenaje a los grandes artistas atemporales de esas décadas, en “La máquina del tiempo”, Los Marañones regresan a un rock más entramado y sesudo, y se sumergen en las aguas de la psicodelia, en las que tan a gusto han nadado siempre, llegando a acariciar el rock progresivo en algunas partes del disco. Eso sí, todo con un tinte muy ibérico que los “diferencia” y los coloca en un status muy distinto a muchas de las bandas “anglocantantes” que podrían estar en una onda musical parecida.

Vamos al precioso contenido. Nada más empezar el disco, aunque la canción que lo abre, “El nómada”, se podría describir como la pieza de rock más estándar de todas, o la que tiene la estructura más sencilla (difícil expresar esto para un “negao” como yo), se aprecia a la primera un sonido de bajo y batería mucho más contundente que en cualquiera de los últimos discos. En cuanto escuchas al indio cantar a modo de intro, sabes que este disco de Los Marañones va a ir por derroteros distintos. Y si el disco se abre con una declaración como “soy el nómada”, está claro que esto va a ir de “viajes”.
A partir de aquí, el despliegue musical y vocal de Miguel Bañón (guitarra y voces), Román García (bajo), Pedrín Sánchez (batería) y Carlos Campoy (teclados), es un pasote. Sublime. Las canciones son grandísimas, y a más escuchas más crecen. “Desde el más allá” ya es una composición magistral, redonda, con unos arreglos musicales preciosos. Una canción en la que adelantan el tipo de ruta por la que le gusta trascurrir al nómada. Sí, «trascurrir». Es una máquina del tiempo. ‘Me siento levitar flotando en espiral’, literal. ¡Por dió!, y es la segunda canción del disco. Y piensas ¿y que puede venir ahora que “mantenga el nivel”? Pues todo. En “La máquina del tiempo “, tema que titula el disco, la banda parece (es mi impresión) que rescata el concepto musical de algunas canciones del “Sangri-la”, (1999) para hacer una canción maravillosa y contagiosa, y con un preciosista solo final de guitarra muy “de la casa”.

Entonces llega “No tienes corazón”, y la cosa gira y adquiere otras tonalidades más severas y densas. En un medio tiempo con tintes de hard-rock americano, con un sonido de guitarra más crudo, y un catedralicio hammond de Carlos, la música y voces se unen en una de las composiciones más espectaculares del disco. Es brutal el papel de las dobles voces y los coros, que contribuyen a ir subiendo progresivamente la tensión emocional de la canción y a recrear ese ambiente cuasi progresivo que comentaba al principio. Siempre lo he dicho, el tratamiento que se da a las voces en los trabajos de Los Marañones es impresionante, único.
Con “Bailando en la oscuridad” y “Las 7 de la tarde”, la banda vuelve a ese sonido tan marañoniano impregnado del espíritu kinkstles (o beatlinks) y con aires un poco campestres o de noche en casa del pueblo en La Puebla de Don Fabrique, jejeje. “Las 7 de la tarde” parece que va a ser una canción con una musicalidad instrumental y vocal sin pretensiones hasta que en el primer giro descubres la verdadera amplitud de la composición. Una delicia de canciones. Y los siguientes cortes solo hacen afianzar y aumentar la grandeza de este disco. “A donde fui” es enorme, con esa entrada timbalera, la guitarra de Bañón repicando con aires ¡funkysureños!, un bajo bien saturado (que va a continuar en esa línea en el siguiente corte), de nuevo el órgano dándose importancia… Y las voces ¡Jóder! los coros, esa segunda voz ultra grave del estribillo (¿quién la pone? ¿Dusty Hill?).
Y de una enormidad de canción pasamos a una genialidad sin ningún género de dudas. “En el mar” se sale. Pero, ¿qué es esta barbaridad? Una especie de ópera-rock condensada en 5 minutos en la que la banda avanza hacia terrenos, hasta ahora, casi intransitados para ellos. Es tremenda, sobrecogedora, no sabría cómo más calificar esta composición. Bueno, sí, es una obra maestra del rock español. “En el mar “es una canción oceánica, insinuante y embaucadora, salvaje y arrasadora. Inmensa.
Y el último tercio del disco se presenta con 5 canciones grandísimas. “Hoy me siento bien” lo consigue, que te sientas cojonudo y ensanches el alma hasta gritarlo, con ese cambió melódico y rítmico a mitad de canción, de nuevo los coros guapísimos y unos solos de guitarra que se te quedan como si fuesen estribillos, ufff… Entonces llegan dos gemas más de este preciado tesoro. “El infinito, tu y yo” es otra megacanción absolutamente redonda. En la primera escucha del disco, esta fue la primera que se me quedó grabada en la memoria.. ¡Me flipa el riff que da pie a la canción!, el sonido total de la guitarra y el ambiente entre melancólico y eufórico que se crea en general. “El fin del mundo ya llegó…” Otra de la más de la decena de genialidades del disco, jeje. De las que da corriente y te eriza los pelillos de la nuca.
Y después suena “La llave”. Esta es una joyica total, con unos aires sesenteros de la costa oeste de los USA mezclado con el aroma de las tonalidades vocales de nuestro terruño (esos grupos de aquí que mimaban y usaban las voces como otro instrumento imprescindible más, Brincos & cop). ¡Qué maravilla!
Acercándonos ya al final del disco nos tropezamos con la más lisérgica de todas las composiciones, “No hay tiempo que perder”, en la que las guaguas, el teclado y las guitarras más psicodélicas, junto con las voces y coros un poco fantasmagóricos y una base rítmica obsesiva y repetitiva, tienen hipnótico resultado. Y para finiquitar este maravillosa entrega, Los Marañones crean otra panorámica del universo marañoniano con “Cómo voy a salvar esta situación”. Otra pieza fundamental en esta máquina temporal. En esta canción está todo el disco condensado. Y todo lo que marca la diferencia y da un sello propio a la música popular hecha en nuestro país desde los inicios de la colonización del rock en España hasta ahora. No había mejor forma de cerrar esta obra de arte. Trece certeros “revolverazos” 😉

Aunque no sea nadie para decir esto, yo me he encontrado con el mejor disco de rock español de los últimos años. Nadie ha hecho ni hace esto, ni nada parecido, de esa forma tan natural, preciosa y arrebatadora.
Los Marañones son los dueños del tiempo, de los momentos, timoneles en viajes a otras galaxias y dimensiones imaginarias. Siempre por rutas diferentes a las establecidas y que discurren fuera de las temporadas de overbooking. Las que ellos eligen por naturaleza.
Y si es para que nos hagan estos regalos, que sigan viniendo fines del mundo, que vengan.
En el enlace inferior podéis escuchar y descargar el disco completo. Creo que en breve va a estar disponible la versión física en cd. https://losmaranones.bandcamp.com/album/la-m-quina-del-tiempo
En los pequeños detalles se encuentran las grandes diferencias…..
Disfruta de la cultura musical, apoya sus bandas, su gente, compra tu entrada, sus trabajos, su «merchang» y si no….pues ponle los cuernos…????? ON THE ROAD
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