Reseña: «Robá una moto», Sevilla Distorsión

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No siempre es fácil agradar haciendo música. A veces no es incluso ni lo que se pretende. Una canción no tiene por qué agradar, puede ser polémica y remover consciencias. O en otros casos, plantear un juego irónico cargado de una cierta reivindicación escondida. Vamos a descubrir hoy el último trabajo de los chicos de Sevilla Distorsión, que seguro no dejará a nadie indiferente.

Tras lanzar «Arrierito» y «El Cachorro» como dos primeros singles y con una clara construcción comercial (pese a tener una duración menos radio-friendly), los rookies del rock andaluz se atreven ahora con una franken-pieza en 3 (o incluso 4) actos musicales que, siendo menos comercial desde el punto de vista formal, es de una duración mucho más masticable… algo un poco contradictorio sobre el papel, pero que consiguen hacer funcionar perfectamente.

Musicalmente el tema es una amalgama que se aleja completamente del sonido al que nos tenían acostumbrados en sus dos anteriores trabajos: nos encontramos una intro rockera que, caminando con mucho swing, se dirige a una sección de puente donde la mezcla se distorsiona, la voz hace uso del auto-tune y de la distorsión para colorearse; y las guitarras comienzan a explorar la disonancia y el crescendo culminando en el clímax musical de la canción, donde la batería destaca por unos redobles de caja que cabalgan entre el reguetón y el flamenco para disminuir súbitamente su intensidad en una sección lenta y con tintes de soul y jazz que llora por el amor de «Mari Loli». En principio una estructura que no tendría por qué funcionar, pero que consiguen enlazar con maestría para que todo cuadre gracias a, lo que en mi opinión es la resina de unión musical de esta canción, la batería, magistralmente compuesta.

Sin embargo, y contrariamente a lo que uno piensa en primera instancia cuando escucha un tema por primera vez, no creo que el aspecto musical sea lo más importante de este trabajo. Ojo, no se me malinterprete: es un producto sólido en el que de nuevo demuestran su calidad musical y sobre todo el conocimiento de su estilo y de lo que quieren contar. Como se diría coloquialmente, saben a lo que van: manejan bien sus armonías y arreglos, escogen y confeccionan el tono y sonido de sus instrumentos con cuidado y mimo (sobre todo destaca el tono de guitarra, muy apropiado para la intención del tema) y en resumen, nada está colocado al azar.

Podríamos dedicar mucho rato a analizar el tema musicalmente, pues curiosamente y pese a ser el más corto, creo que tiene mucho más contenido que los dos anteriores, que con el frigio por bandera son más directos y simples. Este tiene mucho trabajo de unión en las partes y colocar un simple rasgueo de guitarra flamenca sirve para oxigenar y conseguir que partes que en principio no deberían funcionar lo hagan. No es mi objetivo en esta reseña, pues llego bastante tarde (otros medios ya lo han hecho) y me quiero centrar en otros aspectos. Me gustaría, no obstante, destacar el tratamiento de las voces en el segmento final, con esos delays infinitos que encajan muy bien con la intención más melancólica de esa sección. Muy buen trabajo de producción, como siempre, de la mano de Rafa Camisón en estudio 79.

 

 

Pero como decía antes, todo eso no es lo más importante. Este tema es una parodia, una declaración de intenciones. No pretende ser lo que coloquialmente se llama un «banger», un single obvio que a todo el mundo le gusta, sino más bien su propia historia y, en mi opinión, una parodia y un órdago muy poderoso a otros grupos de la escena del rock andaluz. Todo ello se percibe ya desde la propia producción audiovisual que recuerda al estilo neo-quinqui de «Criando ratas»: el videoclip está grabado con un filtro tipo sketch, editado con una estética adoptada del videojuego Grand Theft Auto y los personajes aluden directamente a las capas más desfavorecidas de la sociedad sevillana.

Desde la calidad audiovisual están dejando claro qué es realmente ser quinqui. Si otros grupos lanzan ondas de choque de colores con videoclips cuyo coste de producción se puede valorar en cifras muy elevadas, ellos dejan muy claro que son más de barrio que nadie, con alusiones directas a la delincuencia callejera y con una calidad visual intencionalmente «cutre» para acentuar dicha ironía. Los actores no parecen estar actuando nada, me atrevería a decir que son así en realidad. Incluso no sé si la moto es suya… Aunque espero que sí. El videoclip busca parecer haber sido grabado en una tarde. Los personajes encarnados son irónicos, hiperbólicos, una parodia del neo-rock andaluz actual que exagera lo quinqui como si fuera cool.

Sevilla Distorsión siempre han mostrado, desde sus primeros trabajos, la mirada realmente proletaria, diciéndole a gente como Rosalía que no siempre todo lo quinqui es tan guay ni moderno, que la delincuencia existe y que hay gente que lo pasa mal. Sin embargo, tampoco lo hacen tomándoselo muy en serio y eso es lo mejor de este tema: no quieren reivindicar nada en exceso, solo pasarlo bien riéndose un rato de su panorama musical. Son cinco chavales que lo hacen todo con una sonrisa en la cara. Ya en la reseña de «Arrierito» hablábamos de cómo usaban el la violencia para reivindicar, pero al final… todo era un juego divertido. Aquí elevan ese concepto a la enésima potencia. Como dirían en Sevilla: este videoclip es un cachondeo. Desde que das click, si entiendes la intención con la que va planteada, no puedes parar de reír. Es un órdago, una bofetada con estilo, un golpe sobre la mesa… Llamadlo como queráis. Personalmente la parte que más adoro es el llanto final por el desamor a «Mari Loli», pues contiene en sí la parodia que comentamos y a la vez los versos más poéticos de todo el tema, cargados de simbolismo andaluz. Un trabajo magistral de Jero en la composición de la letra.

 

 

Podría hablar durante horas de este tema, pero considero solo conseguiría ser redundante. Habría podido resumir toda esta reseña en «simplemente es un producto redondo». Espero con mucha ansia el disco que están preparando estos chicos, pues son capaces de convertir cualquier tema en algo con sentido y que funcione. En tan solo 3 videoclips han creado su propio universo, su propia imaginería-Distorsión con sus propios personajes y narrativa. Es de envidiar.

Así que, dicho esto, dejo de escribir y os recomiendo encarecidamente que estéis atentos a lo que están preparando, que si va en esta línea, seguro que será de calidad asegurada.

Ay, Sevilla Distorsión, nunca os vayáis del kelly, por favor.

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